Compresión de video
A la hora de hablar de vídeo, es conveniente diferenciar entre calidad, resolución y tamaño del mismo, tres conceptos que están muy relacionados entre sí.
La resolución de un vídeo determina la cantidad de detalles que tiene, así como su nitidez. Se mide en función del número de píxeles contenidos en la relación de aspecto estándar de 16:9, la más habitual en pantallas, monitores y televisores. La resolución, determina la calidad del vídeo, pues cuanto mayor sea la relación de píxeles, mejor se verá el vídeo. En los últimos años, la resolución ha ido aumentando desde los 240p (baja calidad) hasta los 4K, formato de vídeo de alta definición. Independientemente del dispositivo donde se reproduzca el vídeo, cuanto mayor sea su resolución, más nítido se verá. Siempre se puede hacer la imagen más pequeña sin perder calidad, pero hacer las imágenes más grandes se traducirá en pérdidas de calidad. La relación entre las distintas resoluciones se puede observar en la siguiente figura:

Figura 1. Diferentes resoluciones de vídeo.

Al hablar de tamaño, podemos referirnos a la cantidad de píxeles contenidos en el mismo (resolución) o al tamaño en bites que el archivo de vídeo ocupa al guardarlo en el disco duro del ordenador. Entra en juego así el concepto de compresión, para conseguir optimizar los archivos de vídeo ocupando la mínima información posible. Pero comprimir conlleva una serie de riesgos en lo que se refiere a calidad del archivo, por lo que habrá que alcanzar un compromiso.
Al aumentar la compresión, la calidad de la imagen disminuye. Una compresión elevada significa que píxeles de colores similares se convierten en un solo color, por lo que la nitidez se pierde y la imagen queda menos detallada. Además, la compresión de las imágenes debe ir compensada en el movimiento temporal, para mantener una tasa de bits (flujo de imagen) que cumpla con los requisitos deseados. La compresión de vídeo permitirá también mejorar la transmisión de datos en streaming, ya que la cantidad de datos implicados en un vídeo suele exceder las capacidades de procesamiento de hardware actuales. Se consigue así una transmisión más eficiente.
Para poder garantizar que el vídeo sea accesible para el emisor, habrá que elegir el formato de archivo de vídeo correcto. Y esto no es tan sencillo como definir el tipo de formato en el ordenador, sino que habrá que valorar los tipos de codificación (códec), contenedores de archivo de vídeo y tipos de formato de vídeo. El formato del archivo jugará un papel determinante, pues un archivo de vídeo no solo incluye imágenes sino también audio y es posible que metadatos (como subtítulos, estructuras de menús o información del archivo). Por lo tanto, en el formato de vídeo se considera por un lado el códec, que comprime y descomprime el vídeo, y un contenedor que agrupa todo y lo hace funcionar en cualquier software de reproducción.
El códec de vídeo es un protocolo para codificar y decodificar vídeo. Define el orden que se utiliza para diseñar los datos de un archivo de audio o vídeo, de modo que se pueda reproducir y/o editar. Organiza los datos de los medios que se mantienen en el contenedor. Existen diversos códecs de audio y vídeo, cada uno con sus ventajas e inconvenientes. Los más comunes son el H.264, el MPEG-4 y el DivX. Son códecs eficientes con una buena capacidad de preservar la calidad y reducir el tamaño. Los formatos contenedores más utilizados son el AVI, el MP4 y el MOV. Se pueden utilizar con distintos códecs en función de los dispositivos y softwares donde se vayan a reproducir.
La función última del códec es la de comprimir el vídeo (para que ocupe menos) y descomprimirlo al reproducirlo (para que se vea bien). Y esta compresión puede ser con o sin pérdida. La compresión con pérdida permite obtener archivos de menor tamaño, omitiendo datos que dan lugar a archivos de peor calidad de vídeo. Esto se hace muy evidente en compresiones acumulativas (cuando se comprime algo ya comprimido previamente). La compresión sin pérdida mantiene los datos del archivo original, ofreciendo mejor calidad de vídeo y evitando la degradación del archivo. Como desventaja, ocupan un mayor tamaño.
Algunos de los formatos de vídeo más utilizados son:
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MP4 resulta especialmente útil para compartir contenido en línea. Es el más recomendado para subir vídeos a YouTube con buena calidad. Suele combinarse con el códec H.264 o H.265. Suelen tener tamaños relativamente pequeños y conservar una buena calidad.
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AVI es un formato estándar bastante antiguo y universalmente aceptado. Compatible con una enorme variedad de códecs, permite muchas configuraciones
de archivo diferentes. Reproducibles en la mayoría de los reproductores, los tamaños de archivo suelen ser grandes, menos recomendables para su transmisión o descarga. -
MKV permite almacenar varios canales o pistas de audio y de subtítulos, con muy buena calidad y en muy poco espacio. Además, es un formato abierto por el que no hay que pagar derechos.
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FLV es un formato que se hizo muy común debido su tamaño de archivo pequeño y su compatibilidad con la mayoría de los exploradores y reproductores Flash. Su uso ha disminuido en la actualidad.
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MOV es un formato de vídeo para Apple, desarrollado para su reproductor Quicktime. Tienen una calidad muy alta
y ocupan tamaños de archivo considerables. Presenta menor compatibilidad que los anteriores. -
WMV es el formato de Video de Windows Media. Con tamaños pequeños, son una buena opción para envíos, aunque no destaca por ninguna característica especial.
Para cambiar entre formatos existen diversos convertidores. Algunos de ellos son MiniTool Movie Maker, iMovie (Mac), Video Converter (Android), VLC Media Player y Online Videoconverter.