Consumo sostenible de tecnología (A4C44A1D01)

Introducción: consumo de energía de la tecnología digital

El consumo de materiales y energía asociado a la fabricación y uso de dispositivos tecnológicos se encuentra en continuo crecimiento a nivel mundial, incrementado incluso después de la pandemia de la COVID-19.

Como vimos en el vídeo 2 de la serie (“¿Necesitamos los recursos tecnológicos que fabricamos?”), algunos datos son contundentes a la hora de ilustrar el fenómeno. Según los informes de GSMA Intelligence, plataforma que representa los intereses del sector de la telefonía móvil, desde el año 2017 ya hay más dispositivos móviles en uso que personas en el planeta. En ese momento, según GSMA, se estaba a punto de llegar a los 8.092 millones de conexiones móviles, mientras que el total de población en todo el mundo era de 7.373 millones (GSMA, 2017). En su nuevo informe añaden, además, los datos de personas que tienen al menos un dispositivo móvil y muestran que, a finales de 2021, 5.300 millones de personas estarán abonadas a servicios móviles, lo que representa el 67% de la población mundial (GSMA, 2022).

VÍDEO

¿NECESITAMOS LOS RECURSOS TECNOLÓGICOS QUE FABRICAMOS?

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Atención

Según los informes de GSMA Intelligence, plataforma que representa los intereses del sector de la telefonía móvil, desde el año 2017 ya hay más dispositivos móviles en uso que personas en el planeta.

El mismo informe detalla cómo, con el 95% de la población mundial cubierta por una red de banda ancha móvil, el principal reto es abordar la brecha de uso, es decir, el 40% de la población mundial cubierta por una red de banda ancha móvil pero que aún no utiliza Internet. Por tanto, es más que probable que estos datos de uso de conexiones y dispositivos móviles se vayan incrementando a corto plazo.

Precisamente, este incremento de uso de internet también se puede representar con datos realmente llamativos. Según el Informe Clicking Clean de Greenpeace (2017), se calcula que la huella energética del sector de las tecnologías de la información equivale ya a un consumo de aproximadamente el 7% de la electricidad mundial y sigue en aumento. Más allá de este dato, el mismo informe nos detalla cómo Internet genera cuatro áreas principales de demanda de energía: centros de datos, redes de comunicación, dispositivos de los usuarios y la energía para fabricar los equipos necesarios para los tres anteriores.

El consumo creciente de tecnología digital está impulsando la creación de la infraestructura necesaria, en concreto una gran cantidad de nuevos centros de datos que consumen mucha energía para servir como elementos indispensables de la nueva economía digital. En estos centros de datos se sitúan los servidores que sirven para almacenar nuestros mensajes, fotos y demás archivos que se intercambian entre dispositivos móviles y ordenadores. La tendencia es que estos centros vayan creciendo cada vez más en tamaño y recursos necesarios, pero hoy en día las instalaciones más grandes ya necesitan consumir tanta energía como una ciudad de tamaño mediano, principalmente para refrigerarse (Greenpeace, 2017:2).

La forma en que se construya y se alimente de energía la infraestructura digital global va a determinar cómo se pueden encarar algunos de los desafíos socioambientales más relevantes a los que se enfrentan las sociedades actuales, incluyendo la crisis climática. De hecho, si los centros de datos e infraestructuras digitales se alimentan con energías renovables, la creciente dependencia y necesidad de tecnología digital puede liderar y acelerar la transición hacia un modelo económico más sostenible y con menor huella de carbono.

Distintos informes de evaluación de la sostenibilidad de las infraestructuras digitales ponen el foco en la necesidad de que las grandes corporaciones en el sector de la tecnología digital apuesten decididamente por la generación de la energía necesaria para sus desarrollos a partir de fuentes renovables y que no emitan o minimicen sus emisiones de dióxido de carbono. De hecho, estamos viendo un aumento significativo en la priorización del uso de energías renovables entre algunas de las mayores empresas de internet. No solo por las necesidades vinculadas a la reducción de emisiones para combatir la crisis climática, sino por el horizonte de agotamiento de combustibles fósiles en el futuro.

En este mismo sentido, la descarbonización se ha instaurado como meta clave en la lucha contra el cambio climático, motivo por el que la Comisión Europea ha incluido el gas y la energía nuclear en la taxonomía verde, es decir, incluirá en la lista de actividades económicas medioambientalmente sostenibles.

Corporaciones líderes en el sector como Apple, Facebook y Google se comprometieron hace ya 10 años a una transición total a la generación 100% de origen renovable, y a lo largo de la última década se han sumado a ese compromiso más de 20 compañías del sector. Estas empresas están motivadas por distintas razones de peso, ya que sus propios clientes empiezan a estar preocupados por la sostenibilidad de la tecnología digital. Pero, además, las energías renovables empiezan a ser más rentables que ciertos combustibles fósiles para producciones a gran escala, especialmente en contratos a largo plazo, además de proporcionar más seguridad de suministro relacionada con aspectos geopolíticos.

Pero si bien es cierto que cada vez más empresas se están sumando a la apuesta por un consumo de energía 100% de origen renovable, hay que vigilar que las apuestas por un modelo transformador sean firmes, y no una simple fachada o método de greenwashing para las corporaciones. Por tanto, la actitud crítica de las personas consumidoras y asociaciones resulta imprescindible para vigilar el cumplimiento de esas apuestas.

Saber más

El término “greenwashing” se refiere al proceso de transmitir una falsa impresión o información engañosa sobre el grado de sostenibilidad o ecología de los productos o servicios de una empresa.  Es una forma de marketing que busca aprovechar la creciente demanda de los consumidores por opciones más respetuosas con el medio ambiente.

es.wikipedia.org/wiki/Ecoblanqueo

Demanda de materiales para la tecnología digital

Además de la demanda de energía que hemos visto en el punto anterior, la industria de la tecnología digital también requiere una alta demanda de materiales para la producción de dispositivos y la construcción de infraestructuras. Por poner un ejemplo, se calcula que cada smartphone necesita de más de 60 componentes para su proceso de fabricación y entre ellos se encuentran materiales como aluminio, oro, cobre o cobalto que se extraen de la naturaleza en cantidades considerables desde hace décadas, pero también otros como litio o silicio cuya extracción se está multiplicando para cubrir las necesidades de la tecnología digital, como ya vimos en el video 3 del nivel “Procesos de fabricación de recursos tecnológicos”.

VÍDEO

PROCESOS DE FABRICACIÓN DE RECURSOS TECNOLÓGICOS

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Precisamente el litio es un material cada vez más demandado por ser el componente fundamental de la mayoría de las baterías. Básicamente, una batería está formada por dos o más celdas electroquímicas y dos electrodos para convertir energía química en energía eléctrica. En una batería de ion-litio, el electrodo positivo de la batería funciona principalmente con un compuesto de litio, mientras que el electrodo negativo de la batería emplea carbono en forma de grafito. Además, debe estar cubierta por una carcasa de aluminio en la que también se puede encontrar cobalto.

Por otro lado, componentes microelectrónicos y el cableado del teléfono están fabricados fundamentalmente con metales como el cobre, la plata y el oro que son muy buenos conductores de la electricidad, aunque se también se pueden encontrar platino, estaño, plomo y paladio. La electrónica de los dispositivos se fundamenta en chips de silicio puro, que se bombardean con elementos semiconductores como fósforo, antimonio, arsénico, boro, galio o indio para mejorar sus propiedades eléctricas.

Tanto para los condensadores de los dispositivos como para las lentes de las cámaras se necesita del tántalo, elemento presente en el coltán, que es una abreviatura comercial utilizada en partes de África para nombrar la “Columbita - Tantalita”. El coltán es conocido responsable indirecto de los conflictos bélicos que sufre la República Democrática del Congo, donde se hallan las mayores reservas mundiales, pero también se encuentra en China, Rusia u otros países africanos como Etiopía, Mozambique, Nigeria y Ruanda. El nivel de producción en estos países varía en función de los depósitos, pues muchos son de explotación artesanal. Un concentrado de tantalio puede contener de 10% a 40% Ta2O5, su valor comercial se calcula sobre el concentrado de óxido de tántalo.

Tanto el micrófono como el altavoz de un dispositivo digital están formados por imanes, que contienen aleaciones de neodimio, hierro y boro, además de disprosio y praseodimio. Estos dos últimos elementos pertenecen a las llamadas “tierras raras”, 17 elementos de la tabla periódica, 15 de los cuales pertenecen a los lantánidos. Sus propiedades más destacables son de índole química, óptica y magnética, y resultan críticos para la transición energética y la tecnología digital. Además del disprosio y el praseodimio, el itrio, lantano, terbio, europio y el gadolinio se utilizan para las pantallas de dispositivos digitales; y el neodimio para la electrónica de los mismos.

Y, por último, las carcasas metálicas de nuestros dispositivos están compuestas por aleaciones de magnesio, además de poder encontrar níquel, que evitará las interferencias electromagnéticas, y compuestos de bromo que, debido a sus propiedades ignífugas, hacen que el dispositivo sea más resistente al calor.

Después de este repaso, podemos elaborar un listado no exhaustivo de 30 elementos necesarios para la fabricación de dispositivos móviles.

Precisamente el litio es un material cada vez más demandado por ser el componente fundamental de la mayoría de las baterías. Básicamente, una batería está formada por dos o más celdas electroquímicas y dos electrodos para convertir energía química en energía eléctrica. En una batería de ion-litio, el electrodo positivo de la batería funciona principalmente con un compuesto de litio, mientras que el electrodo negativo de la batería emplea carbono en forma de grafito. Además, debe estar cubierta por una carcasa de aluminio en la que también se puede encontrar cobalto.

Por otro lado, componentes microelectrónicos y el cableado del teléfono están fabricados fundamentalmente con metales como el cobre, la plata y el oro que son muy buenos conductores de la electricidad, aunque se también se pueden encontrar platino, estaño, plomo y paladio. La electrónica de los dispositivos se fundamenta en chips de silicio puro, que se bombardean con elementos semiconductores como fósforo, antimonio, arsénico, boro, galio o indio para mejorar sus propiedades eléctricas.

Tanto para los condensadores de los dispositivos como para las lentes de las cámaras se necesita del tántalo, elemento presente en el coltán, que es una abreviatura comercial utilizada en partes de África para nombrar la “Columbita - Tantalita”. El coltán es conocido responsable indirecto de los conflictos bélicos que sufre la República Democrática del Congo, donde se hallan las mayores reservas mundiales, pero también se encuentra en China, Rusia u otros países africanos como Etiopía, Mozambique, Nigeria y Ruanda. El nivel de producción en estos países varía en función de los depósitos, pues muchos son de explotación artesanal. Un concentrado de tantalio puede contener de 10% a 40% Ta2O5, su valor comercial se calcula sobre el concentrado de óxido de tántalo.

Tanto el micrófono como el altavoz de un dispositivo digital están formados por imanes, que contienen aleaciones de neodimio, hierro y boro, además de disprosio y praseodimio. Estos dos últimos elementos pertenecen a las llamadas “tierras raras”, 17 elementos de la tabla periódica, 15 de los cuales pertenecen a los lantánidos. Sus propiedades más destacables son de índole química, óptica y magnética, y resultan críticos para la transición energética y la tecnología digital. Además del disprosio y el praseodimio, el itrio, lantano, terbio, europio y el gadolinio se utilizan para las pantallas de dispositivos digitales; y el neodimio para la electrónica de los mismos.

Y, por último, las carcasas metálicas de nuestros dispositivos están compuestas por aleaciones de magnesio, además de poder encontrar níquel, que evitará las interferencias electromagnéticas, y compuestos de bromo que, debido a sus propiedades ignífugas, hacen que el dispositivo sea más resistente al calor.

Después de este repaso, podemos elaborar un listado no exhaustivo de 30 elementos necesarios para la fabricación de dispositivos móviles (derecha).

1 |  Cobre
2 |  Plata
3 |  Oro
4 |  Platino
5 |  Paladio
6 |  Silicio
7 |  Fósforo
8 |  Antimonio
9 |  Arsénico
10 |  Estaño
11 |  Plomo
12 |  Aluminio
13 |  Cobalto
14 |  Boro
15 |  Galio
16 |  Indio
17 |  Tántalo
18 |  Neodimio
19 |  Hierro
20 |  Boro
21 |  Disprosio
22 |  Praseodimio
23 |  Itrio
24 |  Lantano
25 |  Terbio
26 |  Europio
27 |  Gadolinio
28 |  Magnesio
29 |  Níquel
30 |  Bromo

30 elementos necesarios para la fabricación de dispositivos móviles.

Al coste económico y energético que se requiere para la extracción de estos elementos químicos, hay que sumar el impacto ambiental de las actividades mineras. Además, todos estos recursos naturales son limitados, es decir, que se van agotando y los yacimientos que quedan disponibles cada vez son más difíciles de explotar. Se calcula que antes de 2050, ya podrían haberse agotado los principales materiales imprescindibles para la fabricación de tecnología digital, y esto será debido al aumento exponencial de su consumo a nivel mundial.

Asimismo, cada año se generan más de 46 millones de toneladas de residuos electrónicos por los smartphones, ordenadores, entre otros aparatos que se desechan y con ellos se pierde una enorme cantidad de minerales y materiales preciosos.

Hábitos de consumo sostenible de tecnología

Ante este panorama, se hace imprescindible plantear nuevos enfoques para optimizar la. sostenibilidad de la producción y el consumo de tecnología digital. Como hemos visto en el video 4 de la serie, titulado “Consumo sostenible de tecnología”, en primer lugar, debemos centrarnos en las 3 R clásicas de la sostenibilidad, es decir, Reducir nuestro consumo, tanto de dispositivos como de energía; Reutilizar dispositivos y componentes en la medida de lo posible; y, por último, Reciclar los materiales que se utilizan en la fabricación.

VÍDEO

CONSUMO SOSTENIBLE DE TECNOLOGÍA

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En cuanto a la reutilización y el reciclaje, es necesario tener en cuenta que todos los dispositivos utilizados y desechados hasta la fecha, la llamada “basura electrónica” o residuos de aparatos. eléctricos y electrónicos (RAEE), pueden ser una fuente indispensable de materiales cada vez más escasos, en la medida que se consigan reutilizar o reciclar. El reciclaje y la reutilización de la basura electrónica no sólo permite darle más “vidas” a un mismo recurso natural, sino que también supone un importante ahorro desde el punto de vista energético, ya que es mucho más rentable reacondicionar un material que extraerlo desde su fuente natural y transformarlo.

En cuanto a la reducción de nuestro consumo de dispositivos, no sólo es una cuestión de voluntad personal. Además de tener en cuenta las opciones de reutilizar o reacondicionar dispositivos disponibles antes de adquirir uno nuevo, también es necesario hacer incidencia política y reclamar a las administraciones competentes una mayor regulación a la hora de limitar las obsolescencias que operan sobre este tipo de dispositivos desde sus diseños y sus procesos de comercialización, tanto la obsolescencia programada, como las obsolescencias percibidas o de especulación.

De este modo, se debería favorecer el “derecho a reparar” los dispositivos digitales y electrónicos a partir de diseños que posibiliten su reparación y la adquisición de repuestos durante varios años. Ya existen ejemplos en este sentido, como el Fairphone o “teléfono justo”, una iniciativa que prioriza la  extensión de la vida útil de los dispositivos a partir de un diseño modular que facilita las reparaciones fáciles; además de favorecer la reducción de residuos electrónicos a través de la reutilización y la reparación, sino también incrementando el uso de materiales reciclados en su fabricación. Por último, es una iniciativa que también garantiza que los materiales utilizados no provienen de zonas de conflicto y que las personas que trabajan en su fabricación lo hacen con unas condiciones justas.

En cuanto al consumo energético ligado a la tecnología digital, lo más sencillo es comenzar por hábitos y gestos cotidianos para reducir nuestra huella digital. Un informe de la Agence de la transition écologique francesa afirma que el 43% de las personas nunca apaga la caja de su televisión o el router. Son detalles que pueden marcar la diferencia a nivel global, como apagar los interruptores, no dejar la televisión, la impresora o la consola en stand by, no dejar el ordenador suspendido, así como colocar regletas con interruptor de apagado ya que, si el equipo está conectado directamente a la red, seguirá consumiendo.

La Comisión Europea, en su programa “La Década Digital de Europa: metas digitales para 2030,” expone literalmente que “los dispositivos digitales deben favorecer la sostenibilidad y la transición ecológica, siendo imprescindible que los usuarios, no solo deben conocer el impacto medioambiental y el consumo de energía de sus dispositivos”, sino que también “deben poder participar en el proceso democrático a todos los niveles y tener el control sobre sus propios datos”.

Saber más

Agence de la transition écologique, (2022). Evaluation environnementale des équipements et infrastructures numériques en France. (Evaluación ambiental de los equipamientos e infraestructuras digitales en Francia). e.digitall.org.es/evaluacion-ambiental

Greenpeace (2017) “Clicking Clean”. e.digitall.org.es/clicking-clean

National Geographic (2022). Tierras raras. e.digitall.org.es/tierras-raras

Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), (2021) “Tendencias en el uso de dispositivos tecnológicos” e.dgitall.org.es/ontsi

Parlamento Europeo (2022). Derecho a reparar: el PE quiere productos más duraderos y fáciles de reparar. e.digitall.org.es/derecho-reparar

Comisión Europea (2021). La Década Digital de Europa: metas digitales para 2030. e.digitall.org.es/metas-2030