Impactos ambientales de la tecnología (A4C44A2D01)

Introducción

Tal y como hemos visto en los diferentes videos de este nivel, especialmente en el video 3 “El consumo energético de los dispositivos tecnológicos (la huella de tu email)” y el video 5 “¿Usamos de manera eficiente y sostenible la tecnología?”, cada vez está más claro que el aumento constante del uso de la tecnología digital hace mella en la salud del planeta. Según se señala en los videos y se detalla en un informe de Greenpeace en 2017, la huella energética del sector de las tecnologías digitales se correspondía aproximadamente con un 7% del consumo total de la electricidad mundial (Greenpeace, 2017). Es una cuestión cada vez más preocupante, teniendo en cuenta el contexto post-pandemia y el escenario actual de transición energética global.

El citado informe pone el foco en el consumo creciente de productos digitales, tanto el hardware como el software, y en los materiales y la energía que se necesitan para su producción y uso. Otra de las cuestiones más preocupantes es la de los residuos tecnológicos, que están en continuo crecimiento y que se relacionan con el fenómeno de las obsolescencias, ya sean la programada, la percibida o la de especulación

VÍDEO

EL CONSUMO ENERGÉTICO DE LOS DISPOSITIVOS TECNOLÓGICOS (LA HUELLA DE TU EMAIL)

e.digitall.org.es/A4C44A2V03

VÍDEO

¿USAMOS DE MANERA EFICIENTE Y SOSTENIBLE LA TECNOLOGÍA?

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Atención

Por ejemplo, si nos centramos en los teléfonos móviles, los expertos advierten que su ciclo de vida es demasiado corto, ya que hay cálculos que muestran que cada dos años el 40% de las personas usuarias cambia de teléfono, mientras que casi el 60% han cambiado de teléfono más de ocho veces a lo largo de su vida (ONTSI, 2021).

Por tanto, aunque los impactos ambientales asociados a las tecnologías digitales son múltiples, podemos dividirlos en tres grandes bloques: impactos asociados a la extracción de materiales y el proceso de producción de dispositivos; consumo de energía del sector de las tecnologías digitales; y generación de residuos electrónicos. Ya que el consumo de energía de la tecnología digital se analizó en el nivel anterior, en este documento nos centraremos en los otros dos bloques mencionados.

Impactos de la extracción de materiales para la tecnología digital

Como ya vimos en el nivel anterior, especialmente en el video 3 “Procesos de fabricación de recursos tecnológicos”, la mayoría de los elementos necesarios para la fabricación de dispositivos digitales como los teléfonos móviles, pero también los ordenadores personales o las tablets, deben extraerse a través de actividades mineras.

VÍDEO

PROCESOS DE FABRICACIÓN DE RECURSOS TECNOLÓGICOS

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Podemos clasificar las actividades mineras dentro de distintos tipos según diferentes criterios. Si atendemos a su volumen de extracción podemos hablar de minería a gran escala, mediana y pequeña minería, e incluso de minería artesanal. También las podemos clasificar según el tipo de extracción, distinguiéndose así entre la minería de interior o subterránea, y la minería a cielo abierto.

Tradicionalmente se ha utilizado de manera mayoritaria la minería en galería o en pequeñas zanjas para extraer carbón y otros materiales, e incluso hoy día se sigue utilizando la minería artesanal para extraer oro y otros minerales en pequeñas cantidades. Pero la minería a cielo abierto se está convirtiendo en la fórmula preferida en la actualidad para la extracción de materiales de todo tipo, y especialmente los necesarios para el desarrollo de la tecnología digital.

Los proyectos extractivos de minería a gran escala a cielo abierto son muy comunes para explotar yacimientos de cobre o litio. Estos son esenciales para la industria digital, pero también para los yacimientos polimetálicos, que contienen diversos minerales en distintas concentraciones.

Nota

La minería a cielo abierto es comparativamente menos costosa, tanto en infraestructura como en mano de obra, debido a la gran cantidad de superficie que se puede explotar en un mismo proyecto. Pero, precisamente por eso, presenta muchos más impactos ambientales y sociales para el entorno explotado y las comunidades que lo habitan.

Entre los impactos ambientales de la minería a cielo abierto, podemos destacar los siguientes:

1 |  Contaminación atmosférica. Se producen impactos en la atmósfera debidos a las voladuras empleadas para la apertura del tajo, y el arranque de material, generando ruido intenso y emitiendo grandes cantidades de polvo al aire.

2 |  Impactos sobre el terreno. Principalmente la deforestación, erosión, modificación del relieve y la morfología local por los movimientos de tierra, además de acumulaciones de material de desecho.

3 |  Contaminación del suelo. En los suelos se alteran diversas propiedades físicas y químicas, e incluso puede suponer la inutilización absoluta de estos para otros usos como la agricultura.

4 |  Contaminación de las aguas superficiales y daños a acuíferos. Puede haber afectaciones en los cursos de los ríos y acuíferos, además de la contaminación por metales pesados y variaciones de pH de las aguas subterráneas.

5 |  Impactos sobre la flora y fauna. Además de las alternaciones directas sobre el terreno que eliminan la flora superficial y desplazan a la fauna, se producen cambios en el hábitat y contaminación de fuentes de agua que pueden afectar a las poblaciones.

6 |  Contaminación visual. El impacto visual generado por la alteración de la morfología del terreno, así como de los enormes huecos o cráteres que se generan durante la explotación minera.

7 |  Conflictos entre comunidades y empresas de minería, debidos al uso indebido de las tierras y amenaza a los modos tradicionales de subsistencia.

A otra escala, las disputas por el control de los recursos naturales para el desarrollo de la tecnología digital generan conflictos de mayor calado e intensidad, definidos por factores geopolíticos y estratégicos que serán analizados en siguientes niveles.

Residuos electrónicos y tecnológicos

Los aparatos eléctricos y electrónicos necesarios para el desarrollo de la tecnología digital suelen ser productos muy complejos que normalmente contienen piezas y componentes de diverso tipo, que van desde el plástico, madera o metal; hasta los componentes de las tarjetas de circuitos impresos o las pantallas de cristal líquido, sin olvidar los cables, pilas, baterías, o cartuchos de impresión (Miteco, 2022).

Atención

Según estimaciones del Foro Económico Mundial y la OIT, cada año desde 2018 se generan más de 50 millones de toneladas de residuos de aparatos electrónicos y eléctricos (RAEE), y es una cifra que va en aumento (World Economic Forum, 2019).

De esa cantidad, sólo se recicla formalmente menos de un 20%, mientras que el resto es depositado en vertederos donde estos residuos son abandonados generando distintos tipos de impactos al entorno; o en los que millones de personas trabajan informalmente para recolectar, reciclar y desechar los residuos electrónicos, y gran parte de este trabajo es realizado en condiciones nocivas tanto para la salud como para el ambiente (OIT, 2019).

Gran parte de esos residuos que acaban en vertederos no controlados provienen de países del Norte donde deberían ser sometidos a procesos de reciclaje formales. Sin embargo, terminan en países donde la regulación ambiental es menos estricta, a pesar de que existe un acuerdo internacional, la Convención de Basilea de Naciones Unidas, que regula el tránsito de desechos peligrosos entre países y prohíbe el llamado “dumping ecológico”.

Pero esta Convención no es efectiva y los residuos tecnológicos siguen inundando países como Ghana, Nigeria o India. El informe Agujeros en la economía circular: Fugas en los residuos electrónicos de Europa, redactado por la BAN (Basel Action Network), denuncia que al menos 10 países europeos, entre los que se encuentra España, exportaron de forma ilegal más de 350.000 toneladas de residuos de RAEE en 2017.

Nota

El mismo informe además detalla cómo cada persona en Europa genera 17,7 kg de RAEE al año, por los 20 kg. de cada estadounidense, mientras en África la media es de 1,7 kg. por persona.

Como veremos en próximos niveles, el correcto reciclaje de estos residuos, así como el fomento de la reducción del consumo y reutilización de los dispositivos ya en uso, puede llevarnos a paliar la problemática actual. Los materiales valorizables que contienen suponen un recurso que no debe ni puede perderse. Por ejemplo, reciclar de manera correcta y responsable los teléfonos móviles que se desechan cada año, permitiría recuperar grandes cantidades de cobre, de oro o de litio, por poner ejemplos de materiales que requieren de procesos extractivos que generan grandes impactos ambientales y pueden desencadenar conflictos de diverso tipo.

No obstante, estos aparatos o equipos también contienen sustancias peligrosas que, si bien son necesarias para garantizar su funcionalidad, pueden generar contaminación ambiental y daños para la salud humana si, una vez convertidos en residuos, los aparatos no se gestionan y tratan adecuadamente.

Por ejemplo, muchos aparatos o dispositivos pueden contener cadmio, mercurio, plomo, arsénico, fósforo, que son elementos con alta capacidad contaminante. Es por eso por lo que todas las etapas de la gestión de los RAEE, incluyendo recogida, almacenamiento, transporte y tratamiento deben hacerse en unas condiciones seguras y que eviten manipulaciones o roturas que puedan liberar este tipo de sustancias peligrosas al ambiente o exponer a los trabajadores que están en contacto con estos residuos, durante su tratamiento (Miteco, 2019).

El problema principal es que los productos electrónicos no están diseñados en la actualidad para que se puedan actualizar o tener una vida larga, con lo que se agrava la problemática de generación de residuos. Ante esta situación, como ya vimos en el nivel anterior, el informe “La Década Digital de Europa: metas digitales para 2030” de la Comisión Europea propone que los usuarios tengan acceso al conocimiento sobre el impacto medioambiental de sus dispositivos y de las opciones de minimizar los mismos.

Ante esta situación, parece claro que la gestión responsable de RAEE es de vital importancia para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Tratarlos correctamente ayudaría a mejorar la salud y el bienestar de las personas y del entorno, además de contribuir a una transformación del modelo de producción y consumo hacia alternativas más sostenibles.

Pero, por supuesto, esta cuestión no es solo responsabilidad de las personas consumidoras de tecnología digital. Es necesario poner el foco en procesos colectivos, y promover la colaboración entre las multinacionales, las pequeñas y medianas empresas (PYME), los emprendedores, las universidades, los sindicatos, la sociedad civil y las asociaciones empresariales con el fin de crear las vías necesarias para alcanzar progresivamente una economía circular de la electrónica donde se limite el despilfarro de recursos y materiales, se reduzca el impacto ambiental y se creen empleos decentes para millones de personas (OIT, 2019).

Saber más

Comisión Europea (2021). La Década Digital de Europa: metas digitales para 2030e.digitall.org.es/metas-2030

Greenpeace (2017). Clicking Cleane.digitall.org.es/clicking-ckean

Lillo (2010). Impactos de la minería en el medio natural. e.digitall.org.es/impactos-minería

Miteco (2019). Aparatos eléctricos y electrónicos. e.digitall.org.es/miteco

National Geographic (2022). Tierras rarase.digitall.org.es/tierras-raras

Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI, 2021). Tendencias en el uso de dispositivos tecnológicos. e.digitall.org.es/tendencias-uso-dispositivos

Organización Internacional del Trabajo (2019). 50 millones de toneladas de residuos electrónicos se desechan cada año. e.digitall.org.es/residuos-tecnologicos

Parlamento Europeo (2022). Derecho a reparar: el PE quiere productos más duraderos y fáciles de reparare.digitall.org.es/derecho-reparar

World Economic Forum (2019). A New Circular Vision for Electronicse.digitall.org.es/vision-electronics